Tanganxoan II. El último gobernante P'urhépecha

Tangáxoan Tzíntzicha: El último gobernante p´urhépecha.

El 14 de febrero, se conmemora el aniversario luctuoso de Tangáxoan Tzíntzicha o Tangáxoan II, Señor de Michoacán, último Cazonci o Irecha, gobernante del Señorío P´urhépecha, ocasión idónea para rememorar sucintamente su historia.

Tangáxoan Tzíntzicha, hijo mayor del gobernante p´urhépecha Zuangua (1479-1520), fue el decimocuarto Cazonci o Irecha que gobernó de 1520 a 1530, máxima autoridad política, jurídica y religiosa del Señorío P´urhépecha, representante de Curicaueri, (dios del fuego y la guerra), cuyas funciones principales eran convocar a la guerra, tributar leña para Curicaueri, impartir justicia y nombrar gobernantes (Fuente Alcalá Jerónimo, Relación de Michoacán / 1540).

Se ignora la fecha exacta del nacimiento de Tangáxoan II, su nombre significa Tzíntzicha: “El de los buenos dientes” y Tangáxoan “Hombre que edifica fortalezas”. Asumió el poder del Señorío P´urhépecha en 1520 al morir su padre de viruela, enfermedad trasladada por los españoles, la cual fue un factor determinante para la conquista.  Su elección como gobernante se realizó mediante un Consejo de Ancianos y Señores, en la que se encuentra registrada que  intentó declinar al cargo y sugirió que fueran electos sus hermanos menores, los capitanes Tirímarasco, Hazinche y Cuyny,  o Paquingata, el Señor de Ihuatzio, pero ante la insistencia  del Concejo, acabó por aceptar el cargo con las siguientes palabras “Sea como decis viejos, yo os quiero obedecer” (Martínez Rodrigo, Convivencia y utopía: El gobierno indio y español de la ciudad de Mechuacan 1521-1580 / 2005).

Al posesionarse en el poder, en un contexto de intrigas palaciegas, decidió mandar asesinar a sus hermanos, presuntamente porque se “acostaban con sus mujeres y le querían quitar el Señorío”, sin embargo, en perspectiva histórica, debió tratarse de una estrategia para evitar una guerra intestina por el poder, siendo una acción que lo llevó  a la consolidación del poder p´urhépecha.

Otra acción estratégica que realizó antes de la llegada de los españoles, fue el asesinato ochocientos cautivos para evitar que no se aliaran con el enemigo “Y antes de que llegasen los españoles, sacrificaron los de Mechuacan ochocientos esclavos de los que tenían encarcelados, porque no se les huyesen con la venida de los españoles y se hiciesen con ellos” (Relación de Michoacán). En este sentido, es preciso mencionar que las alianzas entre distintos Señoríos y los españoles se encontraban al orden del día, tal y como aconteció con los totonacas y los tlaxaltecas (Rojas José, La nobleza indígena de México ante la conquista española / 2007).

En cuanto a una posible alianza con los mexicas para combatir a los españoles, una hipótesis describe como Tangaxoan recibió a la embajada de mexicas que llegaron a Michoacán a solicitar su ayuda para pelear en contra de los españoles, ante lo cual Tangáxoan  resolvió sacrificar a los mensajeros para que le llevaran el mensaje a su recién fallecido padre Zuangua, sin embargo, otra hipótesis apunta que tras recibir a la embajada de los Señores de Tenochtitlán, Tlacopan y Texcoco, el Cazonci decidió apoyar a los mexicas y reunió en los “llanos de Avalos” una fuerza de  20 000 hombres, pero  murió una hermana suya, que según la tradición resucitó a los cuatro días y le expreso que no convenía apoyar a los enemigos de siempre  (Boturini Lorenzo, Idea de una nueva historia general de la América Septentrional / 1746). Sin embargo, el hecho histórico concreto, es que no apoyó la resistencia mexica en contra de los españoles.

Sobre el arribo de los españoles al actual estado de Michoacán, se conoce que el explorador Porillas llegó a la frontera de Taximaroa el  23 de febrero de 1521, posteriormente en octubre del mismo año, Antón Caicedo llegó a la capital de Tzintzuntzan, así mismo, Francisco de Montaño arribó también a Tzintzuntzan a fines de 1521, y finalmente, Cristóbal de Olid estuvo en Tzintzuntzan entre julio y noviembre de 1522.  Tras la caída de Tenochtitlan, en agosto de 1521, Tzíntzicha mandó y encabezó una serie de embajadas con regalos a Hernán Cortes, estableciendo un acuerdo político,  pactando la entrega de poder y la coexistencia con los españoles, misma que fue ratificada con la entrega de mujeres p´urhépecha a los conquistadores, “Así mismo vinieron a esta sazón los dos españoles que habían ido a la Provincia de Mechuacán…Y con los dos españoles vino un hermano del Señor de Mechoacán, y con él otros principales y servidores, que pasaban de mil personas, a los cuales yo recibí mostrándole mucho amor y de parte del señor de dicha provincia, que se dice Cazonci, me dieron para vuestra majestad un presente de rodelas de plata, que pesaron tantos marcos, y otras cosas muchas que se entregaron al tesorero de vuestra majestad” (Cortes Hernán, Cartas de Relación /1522).

Es en este entorno, cuando surge el concepto de “tarasco” “y los españoles, antes que se fuesen, llevaron dos indias consigo que le pidieron al cazonci de su parientas, y por el camino juntábanse con ellas y llamaban los indios que iban con ellos a los españoles tarascue, que quiere decir en su lengua yernos, Y de allí ellos a los españoles empezáronles a poner este nombre a los indios y en lugar de llamanarles tarascue, llamáronlos tarascos” (Oliveros Arturo, Tzintzuntzan capital del reino p’urhépecha /2011). De lo que se deriva que “tarasco” es un gentilicio deforme, impuesto y deshonroso para a los habitantes originarios de Michoacán.

En otras fuentes, se establece sin embargo la actitud rebelde y de resistencia de Tangáxoan Tzíntzicha para con los españoles “¿Quién sois? ¿De dónde venís? ¿Qué buscáis?, que tales hombres como vosotros ni los hemos oído ni visto hasta ahora. ¿Para qué venís de tan lejos?… ¿Qué os hicieron los mexicanos que estando en su ciudad los destruiste? ¿Pensáis hacer lo mismo conmigo? Pues yo tan valiente y poderoso que soy, que no lo consentiré” (Cervantes Francisco, Crónica de la Nueva España /1575).

En lo que se refiere a la táctica guerrera, como una demostración de poder Tzíntzicha organizó una partida de caza para amedrentar a los españoles y les ofreció cinco venados vino, pan y frutas. Paralelamente, ordenó que se hicieran “pozos donde estar enterrados y escondidos desde la cumbre del monte grande de Tzananbo que está al frontero de la laguna de Tzintzuntzan y hacia la parte del oriente por el camino de Valladolid” estableciéndose trincheras (Martínez Roberto, Guerra, conquista y técnicas de combate entre los antiguos tarascos / 2009).

Una vez establecido el pacto político para la entrega del poder, en julio de 1524 comenzaron a establecerse las primeras cédulas de encomienda en Michoacán,  no obstante, el Cazonci lejos de mostrar una absoluta incondicionalidad y enseñar  todas las riquezas de su territorio, ocultó  y conservó algunas de las tierras para sí, no dando  a conocer  la existencia de ciertas poblaciones, seguramente, para poder servirse de ellas en caso de necesidad, o tal vez,  como parte de un acuerdo previo con Cortés , en defensa de su soberanía y autonomía como máxima autoridad en la región (Warren Benedict, La conquista de Michoacán 1521-1530 / 1977).

A pesar de los acuerdos entre el Cazonci y Cortés, los encomenderos no estaban satisfechos con la presencia de Tangáxoan y el poder que todavía ejercía. En cuanto Nuño de Guzmán llegó a México como presidente de la primera Audiencia, los encomenderos de Michoacán acusaron al Cazonci de seguir recibiendo servicios y tributos de los indios, de haber mandado matar a algunos españoles y de idolatría, el 26 de enero de 1526 inició el proceso en su contra por una denuncia que le hizo Francisco de Villegas en Tzintzuntzan,

Después de ser interrogado y confesado bajo tortura. Nuño de Guzmán dictó sentencia en contra del Cazonci, se le sentenció a morir el 14 de febrero de 1530, después de ser torturado, fue amarrado en un petate, atado de los pies a un caballo y arrastrado por todo el campamento, luego moribundo se le amarró a un madero rodeado de maleza para ser quemado vivo. Mas como había recibido el bautismo, se le dio la oportunidad de ser primero “agarrotado”, es decir ahorcado para después ser inmediatamente ser quemado. Su cuerpo fue reducido a cenizas, y arrojadas al Río Lerma, lo anterior para evitar que se las llevaran los p´urhépecha y las reverenciaran, no obstante, sus allegados lograron recoger algunas cenizas y fueron enterradas en Pátzcuaro.

En el proceso por Nuño de Guzmán en contra de Tzíntzicha Tangáxoan existió “imparcialidad de sus jueces”, “inveracidad de los testigos acusatorios”, “nula defensa del clero regula o secular”.  Sobresalen entre las acusaciones de que el Cazonzi se llevaba y retenía consigo a los Señores de los pueblos para que de esta manera no se les pudiese tributar a los españoles, de recabar el tributo de los pueblos, de esconder el oro y la plata, de mandar “matar muchos españoles”, de ser sodomita y de sobornar la justicia. (Armando Escobar, Proceso, Tormento y Muerte del Cazonci, último Gran Señor de los Tarascos en 1530 por Nuño de Guzman /1977).

 

En el devenir histórico, Tangáxoan Tzíntzicha es recordado por los p´urhépecha como el ultimo gobernante del Señorío P´urhépecha, desde el año de 1989 se le realizan homenajes y evocaciones “para recordar a las futuras generaciones que no debemos olvidar este lamentable hecho” y mantener viva la memoria histórica

Por Pavel Ulianov Guzmán 

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